terça-feira, 26 de agosto de 2014

DAVID CORTÉS CABÁN | La conquista de una singular escritura



Esta reciente publicación, Escritura conquistada – Conversaciones con poetas Latinoamericanos, Tomo I y II (Caracas, Editorial El perro y la rana, 2009), recoge cincuenta entrevistas de poetas que exponen sus puntos de vista sobre la poesía y el acto creativo. Siguiendo un orden cronológico (de países) para orientar la estructura y composición de ambos textos, el poeta y crítico Floriano Martins ha logrado fundir un panorama de voces que nos permiten un mayor aprecio de las personalidades aquí representadas: sus pensamientos y juicios valorativos, sus relaciones con las vanguardias y tradiciones literarias, del sentido del tiempo en sus obras, y de la crítica y lecturas compartidas.
En el primer Tomo se incluyen veinticinco poetas que representan los siguientes países: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Costa Rica, Cuba y la República Dominicana. El segundo Tomo lo comparten poetas de Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Puerto Rico, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. Todos conforman un gran mosaico representativo y variado de la poesía latinoamericana contemporánea. En cada entrevista Martins indaga la relación del poeta con el lenguaje y la escritura, los temas y afinidades generacionales, el estilo y los motivos que abordan sus textos, las inquietudes y las relaciones literarias y humanas con otros autores. Para este propósito, Martins ha creado un puente que va de la expresión hablada hasta la realidad que proyecta el imaginario poético de estos escritores.   
Escritura conquistada… es una obra de un valor incalculable no sólo para los lectores que posean un amplio conocimiento de la poesía moderna, sino también para aquellos que deseen conocer la importante contribución de estos autores a las letras de Latinoamérica. Es ésta, sin duda, una obra que acerca distancias e ideas que convergen en un diálogo abierto al conocimiento, al respeto y la curiosidad de parte de un crítico que indaga el paisaje lírico, la cultura y el estilo que distingue y valida sus obras. A través de estas conversaciones Martins ha rescatado para los que hoy leemos poesía, y para las nuevas generaciones, el pensamiento de estos poetas. Es decir, Martins nos revela el perfil que sólo es posible descubrir conversando con el autor, o cuando inquirimos en su mundo a través de sus cartas si acaso nos muestran, o dejan entrever, lo más profundo de sus sentimientos. Por eso, estas conversaciones proyectan una información sumamente valiosa de sus vidas y de sus obras. Creo que en el ámbito de la poesía latinoamericana contemporánea ningún libro de entrevistas había agrupado hasta ahora a tantos poetas como lo ha hecho Floriano Martins en Escritura conquistada… Magnífico esfuerzo éste, y nada fácil, sabiendo lo escurridizo y difícil que es, en ciertos casos, entrar al mundo personal de un escritor. Un mundo que a veces reserva posturas y actitudes que pueden descubrirnos una imagen diferente del poeta. Aparte de esto, e independientemente de las posiciones que refleje la obra de un poeta, sabemos que cada escritor es un cosmos diferenciado por el tono, el estilo y su particular visión de mundo.
La publicación de estas entrevistas hay que considerarla como una extraordinaria aportación que facilita el estudio y conocimiento de nuestra poesía latinoamericana. Un legado que muestra a las nuevas generaciones el equilibrio justo y certero de lo que es la gran poesía de nuestra América. Un legado donde “…nuestro reino interior es sólo parcela de un reino mayor, que pertenece a todos” como nos dice Carlos Germán Belli (1927), de ese espacio compartido donde el humilde oficio del poeta resplandece silenciosamente. Ese oficio que puede darnos la satisfacción del instante y quizás garantizarnos nada de la vida, como bien señala el poeta mexicano José Ángel Leyva (1958) hablando de sí mismo: “ser poeta no me hace mejor persona, ni superior a otros, no me garantiza la verdad ni me otorga un sitio en la historia”, (palabras proféticas contra el ego, ¿no?).
Espejos relampagueantes, poetas que dejan la imagen esplendorosa de un verso en la mente del lector; poetas idos hacia la eternidad y poetas vivos, mundos ciertamente maravillosos para comprender la total dimensión de sus obras. He aquí en estas entrevistas sus palabras a través del leve fulgor de sus voces: “Hablo del poeta como el ángel…”, nos recuerda la voz del hondureño Roberto Sosa (1930), definición justa para sí mismo en el paisaje de sus versos; y el amigo don Manuel de la Puebla (1930): “la poesía es un modo de ver, de sentir y de apreciar las cosas”, así de simple y profundo su verso relampagueante sobre la página en blanco, ése cuya presencia estremece el alma dejando una emoción que apenas podemos definir. ¡Qué bien nos sentimos ahora aquí, al lado de estos poetas! Qué expansivo y cercano el mundo que nos presenta Escritura conquistada… Sin alejarme, y contra el viento que lleva el canto de los pájaros pienso que Gustavo Pereira (1940) anuncia lo que creo comprender: “No hay manera de eludir el destino, pues siempre tropieza uno con otro destino…” Sea esta obra, lector, parte de ese destino, tuyo y mío, y de todos los que quieran entrar a la casa de la gran poesía latinoamericana.  

[2011]

[Publicado na Agulha Revista de Cultura # 9 - Maio de 2011.]

MANUEL IRIS | Leer desde otros ojos



En una conversación, sin duda, aprende más quien más guarda silencio. Privilegiado aquél que escucha a los que saben y que más tarde participará, de algún modo, en ese diálogo. Tal es como concibo la labor de un lector.
El libro que ahora reseño es, precisamente, una invitación al ejercicio de escuchar a los que saben platicando sus misterios.  Así, escuchando atentamente, sabemos cómo el poeta ha conquistado su palabra, y por ello hemos nosotros, los lectores, conquistado alguna luz en esa bruma que no es la biografía pero tampoco el texto: nos hemos adentrado en el misterio. Y es que  Escritura conquistada (2009) es, a final de cuentas, un libro para saber cómo alguien leyó.
Editado por la Fundación editorial El Perro y la Rana, y el Ministerio del Poder Popular para la Cultura de Venezuela, Escritura conquistada se extiende hasta ser dos volúmenes de conversaciones sostenidas por el poeta brasileño Floriano Martins con varios poetas de generaciones diversas, a lo largo y ancho de Latinoamérica.
No deja de ser interesante que sea un poeta en lengua portuguesa quien se lance a esta nada modesta empresa. Conocedor profundo de la poesía latinoamericana, Floriano Martins transita de un rincón a otro de la lengua española en América siendo siempre un invitado con el privilegio de quien ve las cosas desde fuera: la perspectiva. En su país, Brasil, también incluido en el texto que ahora trato –inclusión que es en sí misma una llamada de atención para aquellos que al hablar de literatura latinoamericana se olvidan de nuestro lusófono vecino– su posición histórica y personal es distinta, pues esa es la tradición en la que ha nacido y se desenvuelve. Su voz allí situada es una voz que, aunque alejada en el ejercicio de interlocutor, habla desde dentro, haciendo de otro modo interesante el diálogo.
Pensando de nuevo en Brasil y su tradición literaria, no es casual que la primera conversación con un poeta brasileño –José Santiago Naud– se titule precisamente Rostros de nuestra americanidad.Tal es, yo creo, una de las más fecundas posibilidades de Escritura conquistada, al menos para los lectores hispanohablantes: hacernos ver desde fuera las tradiciones propias y, desde dentro, la que habremos de apropiar. Digo esto para invitar al lector a seguir la pista de la poesía brasileña e incorporarla, como Martins ha hecho con casi todos los otros países del continente, a su noción de poesía latinoamericana.
Mencionar parte de la nómina de poetas reunidos vale la pena, pues da cuenta de la  importancia de la publicación. Menciono algunos: Francisco Madariaga y Susana Giraudo (Argentina), Eduardo Mitre (Bolivia), Roberto Piva y Claudio Willer (Brasil), Fernando Charry Lara y Armando Romero (Colombia),  Enrique Gómez-Correa y Pedro Lastra (Chile), Pablo Antonio Cuadra (Nicaragua), Gerardo Deniz (México), Carlos Germán Belli y Javier Sologuren (Perú), Eugenio Montejo y Juan Calzadilla (Venezuela) etc. Aunque apuntando a veces en direcciones distintas, el magisterio de los interlocutores no se agota.
Más de 50 autores de 20 distintos países, generaciones, tendencias y estilos se reúnen en Escritura conquistada. Como es de esperarse son profusos los cruzamientos, contrapuntos, intertextualidades y relaciones personales tendidas de una página a las demás, obligando al lector a darse cuenta de que la poesía latinoamericana no puede ser vista como un archipiélago. El diálogo establecido con los poetas (todos ellos centrales en cada una de sus tradiciones) es siempre un hilo que, suficiente en sí mismo, no deja de ser parte de una red mayor.
Un ejemplo es lo que el poeta chileno Enrique Gómez-Correa (1915-1995) –figura central para entender el surrealismo en Latinoamérica– dice acerca del grupo Mandrágora y su relación con otros grupos dentro y fuera de Latinoamérica:

El grupo Mandrágora tuvo desde sus inicios muy buenas relaciones con los surrealistas franceses, belgas, españoles, holandeses, ingleses, suecos, alemanes, yugoslavos y de los países sudamericanos como Argentina (Aldo Pellegrini, Enrique Molina, Julio Llinás, Raúl Gustavo Aguirre); Perú (César Moro, Méndez Dorich, Westphalen); Venezuela (Juan Sánchez Peláez); países centroamericanos (el grupo dominicana de “La poesía sorprendida” que fue, en cierto modo una proyección de la Mandrágora gracias al escritor y poeta chileno Alberto Baeza Flores). Igualmente en Cuba (Lam), Haití y La Martinica. Hasta hoy mantengo correspondencia con los poetas colombianos Oscar González y Raúl Henao (Medellín). También estos lazos se han mantenido con los surrealistas estadunidenses (en Chicago Franklin Rosemont como antes con Man Ray) y de Canadá a través de nuestro amigo el poeta y artista Ludwig Zeller. Otro tanto con respecto de México.

¿Cómo, después de una declaración así en un libro como éste, seguir pensando que las poesías nacionales son solamente eso? El libro sin embargo va más lejos y se adentra en las poéticas de los autores, en lo que ellos piensan de la poesía y la labor del poeta en el mundo, y en ese abierto campo surgen fértiles paralelismos y fecundas oposiciones. Se termina con ello, de una vez por todas, de desdibujar la distancia mientras que se delinea claramente la silueta de cada poeta, de cada tradición: las fronteras se transforman en contornos.
Para quienes aman la literatura latinoamericana, Escritura conquistada es un libro interesante. Para quienes aman su poesía es un libro necesario, porque invita a callar para escuchar cómo alguien, quien más sabe, alguna vez leyó.

[2011]

[Publicado na Agulha Revista de Cultura # 9 - Maio de 2011.]

segunda-feira, 25 de agosto de 2014

MADELINE MILLÁN | Floriano Martins, el Sr. Seriotis y los abismos de la risa



Esta larga introducción o historia puede saltarla el lector, las entrevistas son un modo de conocer a alguien a quien deseamos mirar de más cerca, en otra dimensión más humana. Con esto en mente, les cuento cómo es un poeta que se le va develando a otro poeta por caminos de la poesía y de la amistad. 
Nos conocimos en el sur de España, muy concretamente durante el Otoño Cultural Iberoamericano de Huelva. Decir conocernos es mucho. En una esquina de una larga mesa regada de poetas de México, Puerto Rico, República Dominicana, El Salvador, Colombia, Argentina, Brasil y otros países, cenan los poetas y editores Uberto Stabile, Ángel Leyva, Floriano Martins y Eduardo Mosches (con quien compartí más, al otro lado de la mesa). Yo sé que están allí pero en aquel final también estaba finis terrae. No fue sino en un bus camino a la casa en Moguer donde había vivido el poeta Juan Ramón Jiménez, que intercambiamos unas palabritas. El poeta Ángel Leyva, a quien conocí por haber publicado en Alforja hace más de 10 años y luego habernos visto brevemente en un evento de libros y poesía en el Zócalo, nos presenta. Estos son los antecedentes de este breve encuentro. No dijimos mucho, apenas habremos tímidamente sonreído desde nuestros asientos vecinos. Se acabó allí el diálogo, no dijimos más. Regreso a Nueva York y FM, si no me equivoco, a Brasil. Días después, me llega un correo de FM y le comento que su revista Agulha ya no me llega por este medio. Entonces, iniciamos conversaciones salpicadas de descubrimientos maravillosos. El poeta y editor comienza a enviarme fotografías y canciones. Nuestro intercambio cibernético inicia con FM en medio de un proyecto poético-fotográfico del Sr. Seriotis, nombre que le pusimos a uno de sus personajes, pues mi primera impresión de él fue, según le confesé más tarde, que era muy serio. Y tal seriedad no hacía sino preludiar la complicidad de nuestra risa. Cómo me hace reír FM, llena mis días de sorpresas que no terminan de sucederse. La última, un “malentendido” que a mí me da por reír de lo lindo. Le había estado contando sobre un maravilloso enamoramiento que estaba ocurriéndome después octubre (fecha cuando nos conocemos). Le digo, “te cuento el milagro pero no el santo”. Pasan nueve meses y un día le anuncio que ese amor cibernético a la distancia parecía entrar a otra dimensión. El sueño de luz que iba a parir, tenía que soñarlo sola para entrar a un nuevo estado de conciencia. Entonces FM me responde, “No te enojes, pero hasta ahora había pensando que hablabas de mí”. El Sr. Seriotis, el de las continuas sorpresas que pensaba que iba a enojarme, me hizo reír con ganas una vez más, aligerando el peso de ese momento difícil; tirándole el ancla a su amiga enamorada y llenando las horas con sus renovadas y necesarias alegrías. Porque el humor de FM es tan ilimitado como sus ideas. Pero, lo más importante, no termino de descubrirlo. Esta entrevista surge a mi regreso del Encuentro Internacional de Poetas en Zamora, México, que realiza exitosamente Roberto Reséndiz en junio. Durante mi estancia tuve la suerte de escuchar a poetas que hacían con la poesía todo lo que la imaginación les permitiera. Movida por la curiosidad y el deseo de saber más, entrevisté a dos poetas mexicanos (a la poeta y editora Mónica González y a Mario Dux Castel). Ellos me obsequiaron con libros-objetos. Me interesó explorar un tema por el que ya venía intrigada a partir del frasco de poesía, Dosis, de la poeta puertorriqueña Mayda Colón. Dentro del pomo aparecen unos poemas que se abren al lector de forma no convencional. En uno de los correos de Floriano me dice que le interesa apasionadamente el asunto. Y yo comienzo una pregunta y otra y otra. Sí. La entrevista que ahora van a leer.

MM Floriano, cuéntanos de todos tus mundos posibles. Si puedes resume y termina en la próxima pregunta.

FM El mundo posible es el mundo de la supervivencia. Mis mundos son todos imposibles. ¿Cómo hago para terminar eso en la próxima pregunta?

MM (ese tipo de preguntas o comentarios como el anterior son los que recibo continuamente de FM y me hacen sonreír, pasarla bien) Sigamos. ¿Cómo se define la plástica y la poesía? ¿Cómo la defines tú desde tu experiencia creativa? Supongo que las definiciones van a sufrir cambios, como si la frontera de las definiciones para un poeta fuera un protocolo que va a cruzarse ilegalmente. ¿Haces eso?

FM La creación artística habita el territorio de la indefinición, así que no cabe en el sentido taxidermista que mueve el mundo de las definiciones. Yo tengo cruzado las fronteras visibles con naturalidad, gracias a la fuerza de mis escritos. No importa que trabaje con una computadora, una cámara fotográfica, pinceles, grabadoras u otros instrumentos. Pero en la creación lo que cuenta son las fronteras invisibles.

MM Según lo que me respondas te preguntaré la próxima pregunta o te comento a manera de diálogo. No estamos frente a frente, por lo cual, imitamos la conversa con necesarias pausas.

FM Bueno, entonces imitemos ahora el sonido de una máquina que repite incesante que no es hombre, no es hombre, no es hombre, por más que lo desee. 

MM ¿Por qué no se es hombre por más que se desee?

FM Es todo un dilema de la criatura que busca su identidad frente la fascinación de ser el creador. Hablamos con espantosa facilidad en inteligencia artificial y nos olvidamos que una canción es una creación, así como un robot, y los dos, cada uno a su modo, ganan vida propia. ¿Y cómo saber si quieren regresar a la matriz, back to the egg, si quieren ser dios? Es una trampa, o sea, ese es un dilema siempre del creador, jamás de la criatura.

MM ¿Si es lo invisible lo que tenemos, cómo hace el artista para que pueda verse, leerse, oírse? Digamos, cuando existe la necesidad de comunicar.

FM Yo creo que la comunicación en arte es este puente que conecta los dos mundos, visible e invisible. El lector de mis poemas es invisible para mí, pero yo soy visible para él, de alguna manera, a través del poema. Pero sin buscarlo, sin desearlo. No estoy seguro de que sea esta la fuente de la creación, eso que llamas de necesidad de comunicar. Yo creo más en una necesidad de comunicarse, o mejor, de uno descubrirse a sí mismo.

MM (He reflexionado en otras ocasiones sobre este asunto de la comunicación, no me explico cómo la usé de esta manera. Lo que demuestra que, tal como el asunto de la inspiración del que se nos pregunta todavía, siempre está ahí el dilema de “explicar” lo que hacemos, el cómo, etc.)
Háblame, en relación a la pregunta anterior, sobre la historia de tu trabajo de poeta. Es larga, intensa, heterogénea, pero algo podrás contar.

FM Yo no sé si propiamente larga, pero sí es intensa. La locura que era recibir todas las informaciones desde la infancia, con la música distinta que escuchaban mis papás, con la llegada de la televisión, el cine mudo, los cómics, las fotonovelas, los libros desordenados de temas múltiples de la biblioteca de mi padre, todo eso no me dejaba tiempo para pensar en separar el mundo en géneros, yo quería todas las cosas juntas, allí, al mismo tiempo. Bueno, entonces la primera manifestación fue eso de cortar figuras con tijeras y también la cosa típica de copistas, yo reproducía en guache y cartón las portadas de algunas novelas. Después nos juntamos en dos o tres chicos en la calle y montamos un espectáculo de música en el patio de mi casa, palco y platea improvisados, y presentábamos imitaciones de canciones brasileñas y extranjeras. Todo eso era la vibración espontánea con que el arte me tocaba. Después pasé a escribir cuentos, casi todos eróticos, hasta donde los recuerdo, en parte porque estaba enloquecido con la lectura de un libro en particular, los 12o días de Sodoma, del Marqués de Sade. Aunque antes otros libros tuvieron su importancia, este fue el libro que me llevado a escribir.

MM Haces fotografía, creo que pintura, música. etc. ¿Cómo se mueve el poeta si tu poesía se mueve contigo en esos otros formatos? ¿Lee tu lector cosas parecidas en muchas de tus fotografías? ¿Existen puntos de contacto, convergencia, obsesiones?

FM Sí, la poesía está en todo. Ahora demos un salto porque todo eso lo recupero como expresión artística mucho tiempo después. Es verdad que desde el primero libro había un cuidado con el diseño gráfico, eso de invitar a un artista, un fotógrafo para que creara cosas a partir de los poemas, y también el hecho de que llegué a tocar (por suerte no ha demorado a visitarme la conciencia de que era un músico malísimo), la convivencia con gente de teatro y música, el trabajo con música en teatro, pero en esa época ya me había tocado el poema, así como el deseo de componer letras de canción popular. De todo eso ha quedado el poema, por un largo tiempo, escribía y escribía, sin parar. Y leía, pero manteniendo la diversidad en la lectura: novelas, poemas, ensayos, cómics, un poco de todo, incluso cosas no literarias. Siempre hubo esa vorágine de traer de todo para dentro, la mirada obsesiva por descubrir varios mundos al mismo tiempo. Y luego llega el gusto por la cosa crítica (ensayos, entrevistas, artículos para el periodismo cultural) y la traducción.

MM Estuve recibiendo, prácticamente desde el inicio de nuestras charlas cibernéticas, muchos de tus poemas y fotografías, por separado, pero también fotografías con poemas. Llevaban títulos con nombres de mujeres. ¿Es un libro con tus fotos y con poemas? ¿Cuál es la historia detrás de esos textos con fotos?

FM Antes de las fotografías los collages. El trabajo con las tijeras, haber conocido al surrealismo y las naturalezas muertas. Luego el deseo de trabajar solamente con cosas mías, así que pasé a fotografiar las imágenes que después utilizaría en los cortes, primeramente con tijeras, pero en seguida en la computadora. Pero ahora la técnica de corte ya no me seduce, la relación amorosa más intensa pasa a ser con las sobre-posiciones, buscando los espacios invisibles entre dos o tres imágenes, así como desvelando los puntos en común entre la figura y el paisaje. El poema, la imagen poética, sale a buscar otros modos de manifestarse y encuentra la fotografía como este segundo plan de realización. La fotografía como una extensión del poema. Cuando están juntos pueden ser percibidos como complementos uno del otro, pero cuando actúan solos son perfectamente independientes. Las primeras experiencias fueron en palco, la lectura de poemas acompañada de la proyección de las imágenes que luego ganaron movimiento a través del montaje de videos que tratan de incorporar también la música. Los videos son montados a partir de la construcción de maquetas utilizando las fotografías impresas en varias dimensiones y objetos. Posteriormente gana cuerpo la idea de un libro que pudiera ser el sitio de encuentro de eses lenguajes todos. Detalles de producción no lo permitió la realización de la idea original, así que sale el libro, pero solo con poemas y fotografías. No es una pérdida, para nada, porque planeamos el libro dentro de este nuevo espíritu, solamente un maridaje entre dos lenguajes. Ya el mundo de las mujeres, mejor, del femenino, de la sensibilidad, la pasión, y sus tormentos, dolores, violencias, los amores imposibles, todo eso es más antiguo y ya había tratado del tema en otros libros, muy especialmente en uno que se llama Estudios de piel (2004), libro en que mezclo varios lenguajes (poema, prosa poética, narrativa, crónica policial etc.) y que está relleno de personajes femeninos. Ahora en el caso de la fotografía tiene que ver particularmente con esa relación entre paisajismo y figurativismo que busco fusionar en algo propio, así que el cuerpo femenino encuentra abrigo en el mismo sitio que los ambientes naturales (montes, volcanes, árboles, cielos, lagos, todo) y juntos apuntan en la dirección de otra imagen.

MM Llegamos a la parte central que origina esta entrevista: El libro-objeto. ¿Qué historia, en general, nos puedes narrar? ¿Quiénes te anteceden o qué te sirve para hacer un libro-objeto? Tal vez quieras ampliar más sobre la respuesta anterior o decirnos si tiene algún proyecto similar.

FM Fines de los años 70, siglo pasado, he hecho un librito de poemas con la presencia de un artista plástico y sus trabajos en tinta china. La edición de este librito fue artesanal en el formato de hojas sueltas en un sobre (A4) que tenía en la portada una viñeta de otro artista. Esa condición artesanal era su disfraz de libro-objeto (risas). Pero lo más importante siempre me pareció la idea de buscar el otro, un cómplice, una pareja, sea en la creación en sí o en su producción. Años después miro los destrozos de una iglesia y pienso que sería el escenario perfecto para la escritura de un libro. Invito un fotógrafo amigo y por allí pasamos algunas mañanas sacando fotos y anotando imágenes. El libro, ahora impreso como un libro común, tenía cierta rusticidad en su design, buscando equivalencia con el ambiente plástico y poético del contenido. Ya en 2004 conozco a un escultor en Costa Rica cuyo trabajo está hecho con los horcones de una vieja iglesia en su país. Di inmediato me quedé apasionado por los personajes que desentrañaba de la madera y lo invité a hacer un libro conmigo. El resultado – ahora en mejores condiciones editoriales – tenía la misma raíz, o sea, el diálogo entre creadores y la producción de un objeto de arte, la concepción del libro como un objeto de arte. Pero que no se alejará del entendimiento del libro como un objeto de lectura. No estaba buscando un obstáculo a la lectura o convirtiendo al libro en escultura. Sigo creyendo en esa mesa de encuentros, en que los soportes son reflejos del tipo de diálogo que uno mantiene con el otro, una consecuencia del diálogo. Ahora mismo busco llevar a palco lenguajes con que trabajo: poemas, letras de canciones, fotografías, objetos, videos y escenario, todo eso naturalmente con la presencia de músicos, arregladores, bailarines y una cantora, desde ya pensando en la edición de todo en un libro/cd/dvd/catálogo que de alguna manera se pueda mirar como un libro-objeto, sí, pero sin perjuicio del desfrute corriente de sus lenguajes. Como puedes notar, tengo otra lectura del tema, por la suma de lenguaje tal vez. Es como lo que hace, por ejemplo, Peter Greenaway en una película como The pillow book, en que arte y vida se mezclan en una relación intertextual intrigante.

MM Hemos estado hablando precisamente de ese proyecto que tendrá libro/cd/dvd/catálogo, y tenemos la intención de robar un banco, tema aparte que, mientras tanto, estamos practicando a través de esta entrevista. Dime, qué propuesta podemos adelantar en el tiempo a través de esta entrevista y que podrimos enviar a amigos y futuros mecenas. Abrirnos a un cooperativismo como el que se hacen entre diversas editoriales. Imagina que vas a describir las partes de ese proyecto respondiendo a qué, cómo, quiénes, cuándo. Espero de ese modo, con la idea del libro-objeto, probar que en verdad quien piensa fuera del libro tradicional está pensando en el presente y en el futuro de lectores curiosos. Como dijeron dos de los entrevistados, el libro-objeto, para ellos surge de la necesidad de conquistar audiencias jóvenes que asocian la lectura con algo aburrido (Dux) y comienza con los supuestos mandamientos escritos en una piedra. Es un gancho para ellos, en parte, teniendo claro que el libro-objeto también es un diálogo abierto, en continua búsqueda y movimiento. Entonces, cuenta.

FM Yo pienso que no puede haber nada más aburrido que salir a conquistar audiencias. No creo en la lectura como algo agotado. Lo que pasa es que escritores y mercado editorial llenaran el mundo de mala literatura. El lector está como perdido en medio a ese basural sin fin. Y lo digo exactamente como lector, y lector apasionado, que no comprende otra manera de serlo. Y que además no cree propiamente en lectura, sino en relectura. Lo que hago en esa suma de géneros y áreas de creación tiene que ver únicamente con mi hambre estética. Me preguntas sobre los proyectos en curso y son dos: por las Ediciones Andrómeda, de Costa Rica, está por salir un libro que se llama La efigie sospechosa, que reúne poemas y fotografías. Es un librito mágico que tiene la traducción de Marta Spagnuolo (Argentina), un prefacio de David Cortés Cabán (Puerto Rico) y al final el mismo editor, Alfonso Peña (Costa Rica) me hace una entrevista. Me encanta la idea de proporcionar un encuentro, en un mismo libro, de todos ellos, amigos en la vida y en el arte. El otro proyecto, sí, este necesita de un mecenas, es la grabación de un disco reuniendo los compositores con quien he trabajado como autor de letras de canciones. El disco debe incluir también un catálogo con un ensayo fotográfico. La idea es un poco más amplia porque al disco debe sumarse la producción de un show con músicos, videos y la creación de un escenario a partir de mis fotos y objetos. El proyecto se llama Amores visibles invisibles, y tiene que ver con esa relación entre luces y sombras que es el sello sagrado del amor. No creo en el arte como un gancho, sino como un pescado. No es la oportunidad, sino el alimento.

[2010]


[Entrevista publicada na Agulha Hispânica - Revista de Cultura # 5 - Setembro de 2010.]