No se podría hacer
justicia a la obra literaria de Floriano Martins sin remitirnos a la diversidad
de facetas que en ella apuntan, por un lado, a la labor de uno los traductores
de poesía hispanoamericana más versátiles y solventes con que cuenta hoy la
literatura brasilera y, por otro, al trabajo lúcido del estudioso atento y
pertinaz que, paralelamente a su labor de traductor, se ha ocupado de elaborar
un corpus crítico orgánico y comparado en torno a las poéticas de la modernidad
en Latinoamérica y especialmente de las vanguardias.
El
libro Escritura conquistada,
publicado en 1998, añade a la preocupación de Martins por divulgar en lengua
portuguesa el pensamiento vivo de los poetas hispanomericanos de cuya obra se
ha venido ocupando, una vertiente de comunicador sin la cual no se explica el
hecho de que él se haya convertido en referencia obligada para las conexiones
de las literaturas en ambos idiomas, tanto en el Brasil como en el resto de
hispanoamérica, sin contar los ensayos que el mismo Martins ha venido haciendo
para verter su propia obra al castellano. Consecuente con este proyecto activo,
Martins mantiene a través de su labor periodística en Fortaleza, y por
Internet, un espacio de comunicación que por momentos luce como vehículo eficaz
para contribuir a vencer las barreras que aún condenan a las literaturas del
Brasil y los países de habla española en Suramérica a un inexplicable divorcio.
A la
par de esto, no podemos hacer abstracción del ámbito propio que la obra poética
de Martins ha ganado en el Brasil, como una de las más conspicuas voces de la
nueva lírica. Nacida al calor de un registro combativo que continúa una
tradición surrealista que en Brasil se remonta a la década de los sesenta, la
obra poética de Floriano Martins está reunida en Alma en chamas (1998), libro sustancioso y consistente, cuyo rigor
y amplio espectro temático es resultado de la alta exigencia con que el autor
se ha armado de un estilo personal, de un discurso que libra al poema de todo
lo que lo priva de levedad y que quizás por ello, se presta a entregarnos, con
gran sentido de lo contemporáneo y espíritu revelador, a una paradójica y casi
siempre trágica interpelación de los abismos de nuestro tiempo.
[1999]
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